martes, 24 de mayo de 2011

Capitulo 8:

El chico tenía una bonita voz. Ni muy grave ni muy aguda, y unos dientes no perfectos y un poco separados, pero no le quedaban mal. Pero lo que más me llamó la atención de él fueron sus ojos marrones, tan oscuros que te podías reflejar en ellos como si de un espejo se tratase y tan profundos como las profundidades del fondo marino. 
  - No, no ha pasado nada- consigo balbucear.
  - Es verdad, puede estarte tranquilo Kevin.
Pero en su mirada noté como no se terminaba de tranquilizar, siempre atento, siempre alerta a su alrededor.
  - Perdona, ¿nos conocemos de algo?
Se estaba refiriendo a mí y me giré para contestarle:
  - No, no lo sé... No estoy segura...
  - Kevin, si que os conocéis, pero ha pasado mucho tiempo... ¿Recuerdas a Dakota? Era la bebe con la que siempre estabas cuando ella todavía seguía aquí.
Esto nos abrió los ojos a los dos. Supe que el me recordaba, pero a la vez mis recuerdos volvieron a mí, y me sentí mal de recordarle a él y no recordar a Elisabeth. Me acuerdo de su cara cuando tan solo tenía unos pocos años jugando conmigo mientras yo estaba en la cuna, recuerdo sus risas cuando yo me reía y su llanto y preocupación cuando yo lloraba...
El chico fue acercándose a mi. Era bastante alto, y ahora ya sabía que era uno o dos años mayor que yo. Se puso enfrente mío y me escrutó con determinación, cada milímetro de mis facciones, y yo hice lo mismo que él, incluso le rocé la mejilla con uno de mis dedos. Al final los dos nos sonreímos mutuamente y nos fundimos en un abrazo.
Tan solo pude oír su último: - te he echado de menos- antes de que lágrimas de alegría, como una lluvia suave, surgieran de los ojos de ambos.
 

viernes, 20 de mayo de 2011

Capitulo 7:

Cuando oye mi pregunta me suelta suavemente y baja lentamente los ojos... Supe que lo que iba a decirme no me iba a gustar, pero insistí.
  -Elisabeth... ¿Sabes algo de mis padres biológicos?
Ella sigue sin responderme, pero de repente veo que cierra los puños con fuerza y unas lágrimas empiezan a brotar de sus ojos haciendo que su rimmel se corriese con sus recuerdos..
  - Me lo prometieron... me lo prometieron...
  - ¿Te prometieron el qué?
Alzó su vista hacia mi y con una mirada llena de rabia gritó:
  -¡Me prometieron que volverían a buscarte! ¡Nunca más volvieron, desde el día en el que te dejaron aquí abandonada con tan solo una maldita nota!
Notaba ira en sus palabras, pero lo que me dijo me abrió los ojos y supe que mis padres ni se habían molestado en saber de mi. Cómo a ella, me entró un repentino sentimiento de furia y mis mejillas se encendieron como piedras en la chimenea. Quise gritar, salir corriendo, romper algo, tirarlo al suelo, pero no encontré nada excepto a esa mujer enfrente mío y unas estúpidas lágrimas que empezaban a desembocar de mis ojos. 
  - ¿Qué ha sido ese grito?
Esa voz provenía de un chico de más o menos mi edad, a lo mejor mayor que había aparecido quedándose anonadado por la escena que acababa de ocurrir. Me resultaba muy familiar. Tenía un pelo castaño muy revuelto, y su cara era muy, como decirlo... tenía los rasgos un tanto marcados, pero sin llegar a afearle.
  - ¿Alguien puede explicarme que ha pasado? dijo.